lunes, 9 de diciembre de 2013

ENTRE LA INOCENCIA DE LA ILUSIÓN Y LA REALIDAD DE LA EXPERIENCIA ESTÁ LA LÍNEA DE SOMBRA

Alguien dijo una vez que los sueños dejan de ser sueños cuando se convierten en realidad... La vida es un continuo cambio. No somos más que una inevitable evolución, como pirámide erosionada por los vientos del desierto. Pero no provoca estas palabras el fiero y cruel existencialismo que como una cuerda te ata y te impide caminar; tan solo quiero asomarme al balcón del tiempo para ser testigo de mis propios sueños. Será cierto que cuando era un niño llevaba mi mochila cargada de futuro, de una inocente ilusión por aquello que algún día llegaría. Cuando tus huellas ya han pasado el umbral lejano de los 40, ves que tu mochila se ha llenado poco a poco de recuerdos, que en tu tarta hay más velas que pastel, que esa inocente ilusión quedó allá, en aquel horizonte que ya alcanzaste, disfrazada de realidad... Y ahora es cuando buscas efímeros consuelos, alardes de madurez, y crees, porque necesitas creer, que junto a tu edad camina de la mano la experiencia, ese pincel oscuro que pinta arrugas en el lienzo de tu piel. El espejo es liso, el reflejo también... los pliegues de tu sereno rostro son los latigazos de la realidad. Me conformo con pensar que la experiencia es la perspectiva que te da el tiempo, aunque sigas tropezando una y mil veces en la misma piedra, por mucho que sepas que allí está... ya el golpe no te sorprenderá, aunque te duela igual.

El otro día comencé a leer "Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia" de Lorenzo Silva, y me alegré al encontrar en la primera página una cita, unas frases extraídas del libro Joseph Conrad "La línea de sombra" que es una breve historia que narra de forma inolvidable el tránsito de la juventud a la edad adulta, a través de los avatares de un inexperto capitán que se hace cargo de un barco por primera vez en una travesía por los mares del sur. Joseph Conrad, dueño de sus recursos narrativos y conocedor de la naturaleza humana, fue uno de los grandes escritores de finales del siglo XIX y principios del XX, a él le debemos "El corazón de las tinieblas" (que le sirvió a Coppola su "Apocalypse Now" "Lord Jim" (que también se pudo ver en el cine con el rostro de Peter O'toole) y "Nostromo"...
 Después de leer la cita corrí hasta mi biblioteca (que estaba a dos metros de distancia) y no me fue difícil encontrar mi ejemplar de "La línea de sombra" que allí descansa, pues yo mismo lo había puesto días atrás entre "El Aleph" de Borges y "El lobo estepario" de H.Hesse (esta colocación podría ser debatida, pero confesaré que no obedece a otro propósito que el de tener juntos los libros de una misma colección...) Luego, recordé que Arturo Pérez Reverte considera este libro, junto a otros ("La cartuja de Palma" "La montaña Trágica...) uno de los imprescindibles para su lectura.
Releí con avidez sus páginas, hasta que hallé la frase que estaba escrita en la cita... dice así:
"La gente tiene una gran opinión acerca de la ventajas de la experiencia. Pero a ese respecto, la experiencia significa siempre algo desagradable, porque es contraria al encanto y la inocencia de las ilusiones"

Cada uno que analice esta afirmación según prefiera, pero a mí me parece que entre la inocencia de la ilusión y la realidad de la experiencia, está la línea de sombra... ¿No es pues la sombra otra cosa que la luz que no se ve?
Porque, de la misma manera que en pleno día, o en noche cerrada, el sol y la luna comparten el firmamento, no somos otra cosa que inocentes niños abriendo las puertas de la experiencia con la eterna ilusión de que al otro lado se encuentre, esperando a que lo encontremos, el sueño que siempre soñamos. Lo más hermoso es dejarse sorprender por cada amanecer... El mañana será el recuerdo de otro día, pero mientras... vive... que  después de hoy no hay nada...
Dejemos que la ilusión y la realidad se den la espalda... o se encuentren en algún lugar para bailar abrazados.

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