Don Eugenio fue un gran profesor, y es necesario reconocerlo. Los viernes por la tarde era el día de lectura. Habitualmente leíamos nosotros, pero en una ocasión decidió que a lo mejor era también educativo y atractivo escuchar como otro lee.... En el año 86 conocí a Joan Manuel Gisbert… bueno, en realidad lo que descubrí fue “El misterio de la isla de Tokland” con la voz mi maestro y creo que sin saberlo comenzaba a nacer en mí un lector. Con el tiempo compré este libro que fue premio Lazarillo y disfruté con su lectura. Más adelante seguí leyendo libros de Gisbert. Está claro, Joan Manuel Gisbert y sus fantásticas historias me animaron a ser escritor… hace poco el destino que es así me ofreció la oportunidad de agradecérselo, y entonces me encontré que Gisbert, ese autor de desbordada imaginación y de creatividad desbordante, es también una persona sencilla, cercana y solidaria… A Joan Manuel he podido darle las gracias, pero creo que al pobre Don Eugenio nunca tuve ocasión de hacerlo. Nunca es tarde, y sé que desde algún rincón del universo podrá leer estas palabras… GRACIAS DON EUGENIO.
lunes, 17 de octubre de 2011
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