Siempre se escucharon, y ahora se volverán a escuchar, voces justas que, sin querer que les atrape los brazos del maniqueismo, confiesen que él no era el mejor... ya le puso Shakespeare las palabras en la voz de Marco Antonio: "... vengo a sepultar a César, no a elogiarle. El mal que hacen los hombres, vive despues de ellos; el bien, muchas veces, muere enterrado con sus huesos... Bruto dice cosas malas de César, y Bruto es un hombre honrado... pero cuando el pobre clamaba, César lloraba... se le ofreció tres veces la corona real y tres veces la rehusó... no hablo para desmentir lo que dijo Bruto, sino que estoy aquí para decir lo que sé: todos vosotros le quisisteis antes, no sin razón ¿qué razón entonces os impide llorarle?..."
No, es posible que no fuera el mejor, pero, ¿mejor que quién? ¿mejor para quién? ¿mejor para qué?... Y aunque ni quería serlo, ni lo era, ya nos gustaría a muchos ser como él, aunque no fuéramos los mejores... ya tuvo Dante que atravesar el infierno para llegar al cielo. Vuelvo la vista atrás, con nostalgia y un poco de tristeza. Cuanto camino hemos andado y entre tanto la realidad sonriente se ha ido gastando en cada huella de nuestros pasos, y en los bolsillos vuelve a enredarse la esperanza... Ya no soy un niño, ya no hay desfiles como aquellos... eran otros tiempos, eran tiempos de creer en las personas... Y aunque ya no haya bordillos en donde poderse sentar, guardo una imagen suya, y desde aquí, o desde allí, voy a esperar a que vuelva a pasar... y si no pasa, seré yo e que vaya a buscarle.
2 comentarios:
Muy sentido tu post.
Ojalá se desenrede la esperanza del bolsillo y volvamos a soñar despiertos... Estoy orgullosa de ti
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